Legioagro impulsa un dispositivo barato que entiende a las plantas y les da lo que necesitan para que el cultivo sea más eficaz.
Se acabó el arado romano y el clamar al cielo. Al menos, eso intentan cinco jóvenes leoneses que quieren revolucionar la agricultura y hacerla más rentable con sensores, un ordenador y tecnología linux. Su proyecto LegioAgro para dar agua a los cultivos cuando la necesitan ha ganado el concurso Spin Up de emprendimiento
Es transparente, inodora e insípida, pero sin ella no hay vida. Resolver los problemas de agua, ese líquido imprescindible para el Planeta, fue la idea que sirvió de pegamento a un grupo de economistas, informáticos y expertos en agricultura y relaciones internacionales, para configurar la empresa de base tecnológica LegioAgro. Nació entre las aulas de la Facultad de Económicas de la Universidad de León (ULE) y hoy desarrolla su actividad en el sector agrícola con el reto de hacer un mundo mejor aplicando inteligencia artificial a los cultivos para que las plantas ‘pidan’ lo que necesitan para crecer a los agricultores y estos profesionales las entiendan. Se trata de un nuevo diálogo entre la naturaleza y el hombre que favorecerá el desarrollo de explotaciones más rentables y eficaces, lo que aportará más y mejor ‘comida’. «Estamos comprometidos con el medio ambiente, pero no buscamos únicamente el beneficio económico, sino hacer del mundo un lugar mejor», reconocen Mario Allende (economista), Tino Delgado (empresario), Sergio Chamorro (agricultor), Miguel Andrés (ingeniero informático) y Matthew García (experto en relaciones internacionales).
Estos cinco universitarios leoneses artífices de la empresa, impulsan un prototipo para motorizar los cultivos de maíz y remolacha con un sistema que automatiza los riesgos para «producir más con menos recursos», explican. A través de ese prototipo pretenden optimizar los cultivos de agricultura extensiva proporcionando agricultura de precisión y monitorización, lo que supondría un uso eficiente del agua, un ahorro en costes y una mayor rentabilidad. No en balde, lo han bautizado como Osiris, el dios griego de la resurrección y la fertilidad. Es un sistema para el campo y los agricultores con control del tiempo, análisis de tierra, cálculo de humedad y recomendaciones de riego. Con su actual App, a partir de una serie de parámetros recogidos por sensores propios y externos, y con un algoritmo, calculan la cantidad que el pívot o los aspersores del sistema de riego automatizado deben verter ese día en la finca. El proyecto se basa en una interconexión digital de las plantas con sus dueños. En Canadá, Grecia e Italia ya usan métodos similares, «pero mucho más caros y sólo se encargan de dar los datos al agricultor y él es quien tiene que controlar el riego», apuntan.
El producto de Legio Agro va más allá y recurre a un dispositivo electrónico e informático, «basado en un sistema embebido con Arduino que proporciona la potencia necesaria para la medición y envío de variables como la humedad del suelo y la temperatura climatológica de la atmósfera», señalan. Su función consiste en enviar señales al sistema de riego, ya automatizado, para una optimización y uso más racional del agua. El sistema está alimentado por energía solar acumulada en baterías de litio y a través de un servidor conecta las diferentes balizas (a través de una enterrada) para crear una red en toda la hectárea y determinar los niveles de humedad y necesidades híbridas. También el nivel de nitrógeno, la temperatura, el pH… Luego se motoriza el cultivo.